EL
APOSTOL PEDRO
Su nombre era Simón Bar-Jona hijo de Jonás, era un rudo y sencillo
pescador del lago de Genesaret, que vivía con su mujer y su suegra en la aldea
de Betsaida en la región de Galilea. Pedro junto con su hermano Andrés seguidor
de Juan el Bautista, y sus amigos y compañeros de trabajo Santiago el mayor y Juan
el discípulo amado, se encontraron entre los primeros apóstoles de Cristo
Jesús, quien le cambió su nombre por Pedro, Kefa en arameo o Cefas en griego,
que quiere decir “piedra” o “roca” (Juan 1,40-42); invitándolo a hacer desde
entonces “pescador de hombres”(Lucas 5,10).
Pedro siempre encabeza la lista de los doce amigos del Señor (Mateo
10,2; Marcos 3,16; Lucas 6,14; Hechos 1,13), él mismo se nombra como “siervo y
apóstol de Jesucristo” (2Pedro 1,1) ”testigo de los sufrimientos de
Cristo”(1Pedro 5,1), aparece a veces como el portavoz de los apóstoles ( Mateo
18,21-22; Marcos 10,28), A él lo interrogan los que cobraban impuestos para el
templo (Mateo 17,24-27); además Pedro, al lado de Santiago y Juan, fueron los
tres discípulos más cercanos al Salvador, y estuvieron presentes en la
resurrección de la hija de Jairo (Marcos
5,37), en la transfiguración en el monte Tabor (9,2); ellos tres con
Andrés lo interrogan en el monte de los Olivos, sobre las señales antes del fin
(13,3-4). Son también Pedro y Juan los encargados de preparar la “Ultima Cena”
(Lucas 22,7-8), y nuevamente los tres
son llamados por el Mesías a permanecer vigilantes, mientras él hace
oración en el Getsemaní (Marcos 14,32-33). “Por eso, Santiago, Pedro y
Juan...eran tenidos como columnas de la iglesia”(Gálatas 2,9).
El amor y la confianza de Pedro a su Divino Maestro, se vio probado
cuando empieza a caminar sobre las agua para salir a su encuentro (Mateo
14,25-31); ante el abandono de los judíos que no creían que Cristo era el verdadero
“pan bajado del cielo”, es Pedro quien reconoce que solo él tiene “palabras de
vida eterna”(Juan 6,68); en un acto de valor momentáneo tiene el coraje de
decir que iría por su Señor a la cárcel y hasta la muerte (Lucas 22,33); el arrojo al cortarle la oreja
a Malco, cuando lo van a apresar en la noche del Jueves Santo (Juan 18,10).
Asimismo, después de la resurrección se encontraba pescando en el lago de
Tiberias, en compañía de otros apóstoles, y aparece Jesús en la orilla,
entonces “Apenas oyó Simón Pedro que era el Señor, se vistió, porque estaba sin
ropa, y se tiró al agua” (Juan 21,7).
El pasaje bíblico más contundente que demuestra la importancia de Pedro,
lo encontramos en Mateo 16,13-19; cuando el Unigénito de Dios en la región de
Cesarea de Filipo, les pregunta a sus discípulos: “-¿Quién dice la gente que es
el Hijo del hombre?” (13); ante la confusión de los demás, Pedro contesta
acertadamente “- Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios viviente”(16; comparar con
Marcos 8,27-29; Lucas 9,18-20). No obstante, no era la primera vez que uno de
los doce reconocía la naturaleza y
misión divina de Jesucristo; pues al principio de su ministerio, Natanael (o
Bartolomé) también le dijo: “- Maestro
¡tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel!” (Juan 1,49). Igual
respuesta encontramos en otra ocasión de los demás discípulos: “!En verdad tú
eres el Hijo de Dios!” (Mateo14,33). Pero solamente a Simón Pedro, Cristo Jesús
le dice que su declaración no viene de los hombres sino de Dios Padre que está
en el cielo (Mateo 16,17). Seguidamente Jesús agrega: “Y yo te digo que tú eres
Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muerte podrá vencerla”(18). En
este punto hay que aclarar que la Iglesia Católica no es la Iglesia de Pedro,
sino de Cristo representado en el apóstol, ya que el Santo de Dios es el
“pastor principal” (1Pedro 5,4). Por último, el Mesías le da plena autoridad,
bajo el símbolo de las “llaves del reino de los cielos”(Mateo 16,19;
Apocalipsis 3,7), de “atar y desatar en la tierra y en el cielo”. Es decir, que
Dios da por bueno y aprobado lo que Pedro haga con su iglesia en el mundo.
Del mismo modo, hay otros dos momentos en que el Verbo de Dios vuelve a
mencionar la autoridad de Pedro:
1. “Dijo también el Señor: - Simón, Simón, mira que
Satanás los ha pedido a ustedes para sacudirlos como si fueran trigo; pero yo
he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a
mí, ayuda a tus hermanos a permanecer firmes” (Lucas 22,31-32).
2. Pedro quien es el único del grupo que niega “tres
veces” a su Maestro, en el patio de la casa del sumo sacerdote (Lucas 22,34.
54-62); sigue siendo su elegido, y a pesar de que el Señor conocía de antemano
su debilidad humana (Lucas 5,8),al confirmarle por “tres veces” que él será el
“pastor de sus corderos y de sus ovejas” (Juan 21,15-17).
Por otra parte, los apóstoles reconocen la primacía de Pedro, así por
ejemplo Juan lo deja entrar de primero al sepulcro vació el domingo de
resurrección(Juan 20,3-8); igualmente, Pablo manifiesta que Cristo se apareció
a Pedro, y luego a los doce (1Corintios 15,5; véase también Lucas 24,34). El
mismo apóstol de los gentiles viaja a Jerusalén para conocerlo (Gálatas 1,18).
Fue Pedro quien toma la palabra ante los ciento veinte creyentes, en la
escogencia de Matías en remplazo de
Judas (Hechos 1,15); en el día de Pentecostés con la llegada del Espíritu
Santo, es el primero que empieza a proclamar a Cristo resucitado (2,14.32),
“Así pues, los que hicieron caso de su mensaje fueron bautizados; y aquel día
se agregaron a los creyentes unas tres mil personas”(41). Es también el primero
en hacer un milagro público al curar al cojo de nacimiento en el templo de la
Ciudad Santa (3,6), después se dedica a predicar el evangelio en el pórtico de
Salomón (3,12ss), y ante el consejo del Sanedrín, anuncia a las principales
autoridades religiosas del pueblo judío, la salvación traída con Jesucristo
(4,8ss). Pedro y los demás apóstoles, responden a la prohibición de enseñar en
el nombre de Jesús, “- Es nuestro deber obedecer a Dios antes que a los
hombres”(5,29). Pedro pone al descubierto la mentira del trágico caso de
Ananías y Safira (5,1-10); y reprende a Simón, el mago, que había ofrecido
dinero a los apóstoles para obtener el Espíritu Santo con la imposición de las
manos (8,18-23). La predicación de Pedro en la casa del capitán romano
Cornelio, trae como resultado el bautismo y la aceptación del mensaje de Dios
de una familia no judía (10,44-48). Este hecho generó en algunos creyentes de Jerusalén
un gran malestar (11,1-2); pero ante la explicación de Pedro de sus actos, “todos se callaron y
alabaron a Dios” (18). Además cuando el rey Herodes lo manda a prisión, se
eleva en toda la iglesia una oración por él (12,5), lo que provoca la intervención
milagrosa de un ángel del Señor que lo saca de la cárcel (6-10).
En el incidente ocurrido en la iglesia de Antioquía sobre la cuestión de
imponer la circuncisión a los cristianos procedentes del paganismo, Pablo le
llama la atención a Pedro por tomar partido en este punto (Gálatas 2,11-14).
Sin embargo, Pablo lo que le reprocha es su forma de actuar, pero no pone en
tela de juicio su misión de jefe del colegio apostólico y de la iglesia de
Cristo. Incluso, es el mismo Pedro quien pone fin a la discusión ( Hechos 15, 6-11); lo que contó además con
las palabras de
Santiago a favor suyo (13-14).
Por todo esto, Pedro aparece como el primer apóstol de los
paganos (7), y también de los judíos (Gálatas 2,7-8).
PEDRO Y PABLO EN ROMA
I. MISION APOSTOLICA
Decía el historiador protestante
Robert Maclauner que “los inicios del
cristianismo apuntan hacia Roma”. Del mismo modo, agregaba San Ambrosio
en el siglo IV, que “allí donde está Pedro está la Iglesia Católica”. Según la
tradición antigua el apóstol Pedro fue siete años obispo de Antioquía, luego al
ser liberado de la cárcel en Jerusalén en el año 42, se dirigió a la capital
del imperio romano, y se puso al frente de aquella comunidad cristiana que
había sido escogida por Dios (1Pedro 5,13). Eusebio y San Jerónimo sugieren que
fueron veinticinco años; sin embargo, no fueron continuos, pues Pedro estuvo de
nuevo en la Ciudad Santa en el año 49 o 50. Quiere decir que Roma era su sede
principal, pero los apóstoles eran considerados como pertenecientes a toda la
Iglesia Católica. Cuenta una leyenda piadosa que hacia el año 60 Pedro se
encontraba de camino a la misma ciudad, y se le apareció Jesús que le dijo que
iba para ser crucificado otra vez. El mismo Señor había anunciado que Pedro
moriría por su fe, glorificando con su muerte a Dios (Juan 21,19).
II. MARTIRIO DE PEDRO
Cuando el primer Vicario de
Cristo llegó a Roma, los cristianos la identificaban como la otra “Babilonia la
grande”, la ciudad construida sobre siete colinas (Apocalipsis 17,9); era la
capital de los nuevos opresores idólatras, metrópoli grande, lujosa y pecadora
(14,8;17,5;18,1ss), con un gran poder político, militar y económico. No menos
corrompido era su emperador Nerón César (54-68), nombrado por San Juan en el
libro de las revelaciones como la Bestia, el 666, que es un número de hombre
(13,18). Ahora bien, en el año 64 el maniático monarca mandó a incendiar la
ciudad, metiéndole la culpa a los cristianos, que eran considerados como una
secta judía, hostiles a la sociedad pagana, y acusados de rendirle tributo a
Jesucristo en vez que al emperador y a sus ídolos. El historiador romano Tácito
narra como a los cristianos se les colocaba pieles de animales para ser
devorados por los leones y los mastines en el circo, o untándoles grasa de
cerdo para ser luego amarrados a los postes en los jardines imperiales o en la
Vía Apia, como antorchas humanas en la noche. cumpliendo así la célebre frase
de Tertuliano: “la sangre de los mártires es semilla para nuevos cristianos”
(comparar con Apocalipsis 18,24).
En esta misma persecución fue
hecho prisionero el apóstol Pedro en la cárcel mamertina, y luego crucificado
boca abajo en un acto de humildad, cerca al circo romano, en la colina
vaticana. Aquí fue enterrado por sus seguidores en un cementerio contiguo; se
decía que una pared de color rojo marcaba el lugar.
III. PRUEBAS
HISTORICAS
Treinta años después del martirio del
apóstol, el Papa San Anacleto
construyó un oratorio donde los fieles
se reunían. También se encuentra el testimonio del Papa San
Clemente Romano, quien escribió una carta contemporánea del evangelio de San
Juan (90 d.C.), en la que narra la muerte gloriosa del pescador de Galilea. En
el siglo II, San Ignacio de Antioquía, San Papías, San Clemente de Alejandría,
Tertuliano, el obispo Dionisio de Corintio y el llamado canon moratoriano;
confirman el martirio de los príncipes de la iglesia “Pedro y Pablo” en Roma.
De los relatos no cristianos resalta la crónica de Celso al emperador Adriano
(117-38), quien asegura que el nombre de Pedro gozaba de popularidad en la
capital del imperio. A principios del siglo III San Ireneo, obispo de Lyon,
escribe la lista de los obispos de la Ciudad Eterna, en la que dice que
“después de los santos apóstoles (Pedro y Pablo) hubieran fundado la iglesia,
pasó a ocupar el episcopado romano Lino (mencionado por San Pablo en 2Timoteo
4,21), y después le sucedió Anacleto y tras éste Clemente (Romano), quien
conoció en persona a Pedro”. En el año
251, San Cipriano llama a la iglesia romana como “la silla de Pedro y la
iglesia principal”. Igual opinión tiene en el siglo IV el historiador
eclesiástico, Eusebio de Cesarea, basado en documentos del siglo II.
IV. EL CAMPO DE LA
ARQUEOLOGIA
En cuanto a las pruebas
arqueológicas del sepulcro de Pedro, se tienen
noticias antes que se construyera la basílica que lleva su nombre, por
el emperador Constantino en el siglo IV, exactamente encima de la tumba del santo apóstol, en donde los
primeros cristianos celebraban la eucaristía y enterraban en las paredes y en
el suelo de las galerías a los mártires, incluyendo varios Papas (siglos I-IV).
A principios del siglo XIX, las catacumbas del Vaticano fueron identificadas en
su totalidad, y a finales del mismo siglo se descubrió la cripta de los Papas
con los epitafios del siglo III, de Ponciano, Fabiano, Cornelio y otros. En el
Vaticano se encuentran además los restos
de muchos Papas de los tiempos modernos, como los cuerpos incorruptos de San
Pío X y del Beato Juan XXIII, que están expuestos a la veneración pública.
Asimismo, en las excavaciones efectuadas en 1915 en la gruta de la basílica de
San Sebastián, se halló un muro cubierto con invocaciones a los apóstoles Pedro
y Pablo, donde sus reliquias fueron llevadas por un tiempo, debido a las
persecuciones del emperador Valeriano (253-60).
Desde el año 1941 se realizaron
nuevas investigaciones en las catacumbas del Vaticano por orden del Papa Pío
XII, el grupo estaba conformado por cuatro expertos del instituto pontificio de
arqueología cristiana. Encontraron pinturas, mosaicos con símbolos de los
inicios de la iglesia como el pez, la paloma, el ancla y el cordero; figuras de
Cristo y escenas bíblicas, imágenes religiosas, monedas , tumbas de cristianos
y paganos. En el año 1958 bajo el pontificado de Juan XXIII se dio la noticia
que los arqueólogos habían dejado al descubierto un grueso muro de color rojo,
al lado hallaron varias cajas de plomo llenas de restos de diferentes personas
y animales domésticos. En una de las cajas se verificó por pruebas de laboratorio
los huesos de un hombre robusto entre los 60 y 70 años de edad, del siglo
Primero de nuestra era; los mismos fueron identificados plenamente por Pablo VI
en 1968, como las “reliquias de San Pedro”, que ya habían sido mencionadas en
el año 200, por el clérigo romano Cayo, como el “trofeo” del Vaticano.(25) Los
huesos del apóstol fueron depositados en una capilla debajo del altar mayor de
la basílica de San Pedro, y permanecen visibles en una urna con un cristal.
en otra basílica romana “San
Pedro in Vincoli”, se conservan según se cree las Cadenas con que ataron al
santo apóstol en Jerusalén, y que fueron encontradas en una peregrinación por
Eudoxia, esposa del emperador Teodosio II. Una parte de dichas Cadenas quedaron
en Constantinopla, y algunos eslabones fueron enviados a Roma. Posteriormente,
el Papa San León el Grande, unió milagrosamente estos eslabones con otros que
se conservaban de la preciada cadena.
V. MARTIRIO DE
PABLO
De la permanencia del apóstol de
lo gentiles en la Ciudad Eterna, aparece constatada al final del libro de los
hechos de los apóstoles, en la epístola a los romanos, y en la segunda carta a
Timoteo; cuando estaba preso en la misma cárcel mamertina, aquí en una de sus
celdas se puede observar la columna en la que se dice que fueron atados los dos
santos. San Pablo por ser ciudadano romano fue decapitado en la periferia de la
ciudad. La tradición cristiana asegura que la cabeza del mártir dio tres vueltas sobre la tierra, y en
cada punto brotó una fuente; es por eso que este lugar es conocido como “tre
fontane”. La tumba de este otro príncipe de los apóstoles está en la basílica
de San Pablo Extramuros, edificada también por Constantino el Grande. La
iglesia se mantuvo en su forma original hasta 1823, fecha del incendio que la destruyó,
siendo consagrada nuevamente en 1854.
En las paredes
de su interior
se exhiben los
Retratos de los 263 Papas sucesores de
San Pedro. Igualmente,
en la basílica de San
Juan de Letrán, construida por el
mismo emperador, es la catedral oficial del romano pontífice, y recibe el
título de “iglesia madre de la cristiandad”. Aquí reposa desde hace mil años
las cabezas de los santos apóstoles, en dos relicarios de oro en una urna
debajo del altar mayor. Hay otra reliquia de San Pedro, la mesa donde se cree
celebraba la misa en las catacumbas. Esta basílica a lo largo de su historia ha
estado expuesta a terremotos, saqueos e incendios; y por eso ha sido restaurada
en varias ocasiones.
VI. LA FIESTA
LITURGICA
La Iglesia Católica celebra el martirio de San
Pedro y San Pablo el 29 de junio del año 67, esta es una de las conmemoraciones religiosas más
antiguas y solemnes del calendario litúrgico. En el siglo IV se acostumbraba
oficiar tres misas el mismo día; una en
la basílica de San Pedro, la segunda en San Pablo Extramuros, y la tercera en
las catacumbas de San Sebastián.
LA
CIUDAD DEL VATICANO
La palabra Vaticano proviene del latín “Vates” y significa “echadores de la buenaventura”, haciendo
referencia a los tiempos de la Roma imperial, donde habían hombres que se
sentaban en las laderas de esta colina para anunciarles el porvenir a las
personas, y acabaron por darle el nombre de Vaticano. Fue en este mismo lugar
donde el apóstol Pedro, fue crucificado cabeza abajo y enterrado por orden del
emperador Nerón hacia el año 64 0 67 de nuestra era. Posteriormente, en el año
324 el emperador Constantino levantó una basílica en honor del pescador de
Galilea. Esta tumba se encuentra debajo del altar mayor de la actual basílica
de San Pedro, en la llamada “gruta del Vaticano”, en la parte de arriba se
puede observar el baldaquin barroco de Bernini, sostenido por cuatro columnas
salomónicas.
El Vaticano se convirtió oficialmente en
residencia pontificia desde el año 1424, cuando el papa Nicolás V decide abandonar la sede del palacio de
Letrán. En el año 1626 se consagra la nueva basílica, en este diseño
arquitectónico la cúpula renacentista hecha por Miguel Angel representa la
cabeza del San Pedro, y los semi círculos
de las columnas con 143 imágenes de santos en el techo, simbolizan los
brazos abiertos que acogen a los fieles que van entrando hacia la basílica. En
1870 ante la pérdida de los territorios pontificios y la creación del nuevo
estado italiano, el papa de aquel entonces Pío IX se declara prisionero del
Vaticano, y fue solamente hasta 1929 cuando se firma el pacto lateranense entre
Mussolini y el papa Pío XI, dando origen al Estado Ciudad del Vaticano donde el
romano pontífice es su máxima autoridad. Es esta la razón por la que la Santa
Sede mantiene relaciones diplomáticas con 168 naciones, por medio de un nuncio
o delegado apostólico, con el fin de tratar
los asuntos eclesiásticos como la libertad religiosa, mediante un
tratado que recibe el nombre de concordato.
La ciudad del Vaticano cuenta con cerca de
cuatro mil habitantes, los cardenales
que gozan de la ciudadanía vaticana hacen parte de la llamada “curia romana”,
conformada además por sacerdotes,
teólogos y canonistas de las diferentes congregaciones, tribunales y oficinas,
que se encargan de ayudarle al Vicario de Cristo en el gobierno temporal de la
Iglesia Católica. Igualmente, se encuentran religiosos, monjas y empleados
laicos que se dedican a otras labores. Ya en cuanto a la seguridad del Vaticano
está conformada por dos grupos: la guardia suiza fundada en 1506 por Julio II,
el llamado “papa guerrero”; es un
pelotón de 120 hombres con sus distintivos uniformes acompañados de alabardas,
picas y dagas; tienen sus propios cuarteles y viviendas, encargados de vigilar
las dependencias del Vaticano; además gozan del reconocimiento de ser el cuerpo
militar más antiguo que haya servido de una manera continua. El segundo grupo,
es la policía vaticana que es la vigilancia privada del papa en todos sus
desplazamientos.
El Vaticano cuenta con su propio himno y
bandera con dos franjas iguales blanca y amarilla, en la primera está estampada
la tiara (o corona) papal sobre dos llaves cruzadas, que representa el poder de
Jesús dado al apóstol Pedro (Mateo 16,19). El idioma oficial es el latín, tiene
sellos de correo y monedas con la cara del papa. El Vaticano no tiene
semáforos, transporte público, peluquería, lavandería, puestos de venta de
periódicos, escuelas, hospitales ni empresas privadas. El servicio de
electricidad, agua potable, alcantarilla y recolección de basura lo hace la
municipalidad de Roma. Otras dependencias son el observatorio astronómico a
cargo de los jesuitas, considerado el más antiguo, en funcionamiento desde
1579; la radio vaticana que empezó a emitir en 1931, sus 300 programas
semanales en 40 idiomas son escuchados
por unos 80 millones de oyentes en un centenar de países; servicio de cine
desde 1983 y de televisión desde 1984 con producciones propias. Dispone de un ferrocarril
y estación de tren, también una estación de bomberos con 120 voluntarios de
guardia permanente, la oficina de correos es del siglo XIV, la farmacia es de
las primeras que se conocen, pues data del año 1277, y un centro de salud
creado en 1953. Su red telefónica está en funcionamiento desde 1886, se
encuentra un supermercado para los empleados. Los carros tienen sus
propias placas SCV (Stato Cittá Vaticano). Su imprenta dispone de más de 40
alfabetos diferentes, el diario vaticano se llama L’Osservatore Romano, fundado
en 1861, circula en más de cien países con un tiraje de 60.000 ejemplares,
destinado más que todo para los jerarcas católicos.
El
Vaticano es visitado todo el año por más de diez millones de peregrinos y
turistas, hay varias atracciones como el obelisco egipcio de 23 metros de
altura del emperador Calígula, que fue trasladado del circo romano a la plaza
de San Pedro en 1586; en este mismo lugar se encuentran dos fuentes de agua,
asimismo se puede pasear por los jardines bellamente adornados. El Vaticano
está compuesto por más de cincuenta palacios, edificios de oficinas y
residencias; el papa vive en el llamado palacio apostólico con 1.400
habitaciones. En cuanto a la ya mencionada basílica de San Pedro se puede
destacar que es la más grande del catolicismo, tiene cerca de 500 columnas, 430
grandes estatuas, 40 altares y 30 cúpulas. En una de sus capillas se encuentra
la famosa escultura de “la piedad” de Miguel Angel, también hay una imagen de
bronce del apóstol Pedro sentado con las
llaves en una de sus manos, y cuyos pies están pulidos y brillantes, por todos
los besos que los devotos les han dado por espacio de más de seis siglos y
medio; en otra capilla se conservan tres importantes reliquias: el lienzo de la
Verónica, un trozo de la verdadera cruz traída de Jerusalén por la emperatriz
Santa Elena en el siglo IV; y la punta de la lanza de San Longinos, con la que
fue atravesado el costado de Cristo. No podemos dejar a un lado, la capilla
sixtina con sus frescos del juicio final, es aquí donde se realizan el cónclave
para escoger un nuevo papa.
Hay diferentes museos entre los que se
destaca el egipcio gregoriano con papiros, pinturas, sarcófagos de madera,
momias y varias piezas de la cultura del río Nilo. El museo histórico donde se
hallan recuerdos de la época militar del papado, entre uniformes y armas de
guerra de la antigua guardia noble, la guardia de honor y de los gendarmes. La
estancia de Rafael, son cuatro habitaciones con obras de arte de renombrados
pintores; la biblioteca del Vaticano, una de las más completas del mundo, con
más de un millón de libros, cien mil
mapas, casi cien mil manuscritos y unos cuatro mil volúmenes del llamado
“Indice” de los libros prohibidos por el tribunal del Santo Oficio, desde el
papa Pablo IV en 1559, hasta Pablo VI en 1966. Hay varios archivos como en de
las reliquias donde se guardan huesos de
santos y mártires de los primeros siglos del cristianismo. Otro archivo de
cartas de personajes importantes, como
la enviada por el rey Enrique VIII al papa Clemente VII, y de otros como
Galileo, Copérnico, Erasmo, Napoleón, Voltaire, reyes y reinas de Europa.
Hay quienes critican los llamados “tesoros o
riquezas“ del papa creando toda una “leyenda negra”; sin embargo, es importante
saber que esto es un patrimonio de todos los católicos, conformado por piezas
arqueológicas, monumentos, obras de arte, reliquias y demás; que certifican el
legado de la Iglesia Católica en la historia de la humanidad.
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