martes, 21 de agosto de 2012

Bautismo




El Bautismo

Queridos hermanos:

Un día se me acercó un caballero y me pidió que le buscara la fe de bautismo. Me dijo que cuando pequeño había sido bautizado en mi parroquia. Le comenté que me extrañaba mucho que él, siendo pentecostal, viniera a pedir su fe de bautismo a la Iglesia Católica. Me contó que necesitaba este documento para su jubilación... y conversando con él me hizo entender que ahora, de mayor, se había bautizado en otra religión, porque le habían dicho que el bautismo de niños chicos no es válido y además que Jesús se había bautizado como adulto.

Queridos hermanos, me doy cuenta de que hay mucha confusión entre nuestra gente acerca de la fe cristiana y muchos por falta de conocimiento bíblico abandonan la fe católica.

En esta carta les escribo de lo que la Biblia nos enseña acerca del bautismo cristiano, y en otra les explicaré que una familia cristiana tiene pleno derecho a pedir el bautismo de sus niños. Ante todo lea y medite:

1. El bautismo de Juan Bautista no es lo mismo que el bautismo de los cristianos.

Es verdad que Juan bautizaba a la gente adulta en el río Jordán, e incluso Jesús fue bautizado por él. Pero ¿qué significado tiene el bautismo de Juan?

Juan Bautista era el Precursor de Jesús, nuestro Salvador. Juan comenzó a predicar la penitencia y la confesión de los pecados para que la gente, con un corazón limpio, recibiera al Mesías que iba a venir pronto. Como signo de conversión y de perdón de los pecados, Juan llamaba a la gente a recibir el bautismo con agua en el río Jordán. Es decir el bautismo de Juan expresaba un cambio de vida, una verdadera conversión hacia Dios; significaba así una preparación para la venida del Señor (Mc.1,3).

Jesús también se hizo bautizar por Juan, aunque El no tenía ningún pecado y por eso no necesitaba el bautismo definitivo: «Mi bautismo -decía Juan- es un bautismo con agua y significa un cambio de vida, pero otro viene después de mí y es más poderoso que yo: El los bautizará en el fuego y en el Espíritu Santo» (Mt. 3, 11). Queridos hermanos y amigos, estos textos nos aclaran muy bien que el bautismo de Juan no es lo mismo que el bautismo cristiano.

2. ¿Qué es el bautismo instituido por Jesucristo?

Jesús resucitado, antes de subir al cielo, mandó a sus apóstoles: «Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt. 28, 19-20).

Y en otra parte de la Biblia dijo Jesús: «El que crea y sea bautizado, se salva-rá» (Mc. 16, 16).

Los apóstoles y los primeros cristianos estaban conscientes de que el bautismo de Jesús era distinto del de Juan, era un mandato del Señor resucitado, y cuando comenzaron la predicación del Evangelio bautizaban a todos los que creían en Jesucristo. Por supuesto que este bautismo en Cristo tiene un sentido más profundo que el bautismo de Juan.

El bautismo cristiano significa, sobre todo, un nuevo nacimiento, una nueva vida. Jesús dijo: «Si no renaces del agua y del Espíritu Santo, no puedes entrar en el Reino de los cielos» (Jn. 3-5).

3. ¿En qué consiste este nuevo nacimiento?

a) Con el bautismo de Cristo nacemos a la vida de hijos de Dios: Por el bautismo cristiano nosotros «llegamos a tener parte en la naturaleza de Dios» (2 Pedr. 1, 4); y «somos realmente hijos de Dios por adopción» (Rom. 8, 16 y Gál. 4, 5). Desde ahora en adelante llevamos grabado en nuestro corazón el sello de Dios para toda la eternidad, y podemos clamar a Dios diciendo: «Abba-Padre» que significa «Papito». Dios, como Padre, nos cubre desde ahora y para siempre con su amor. Es éste el regalo más grande que podemos recibir acá en la tierra.

b) El bautismo nos incorpora a Cristo, es decir, somos de Cristo, somos cristianos:

«¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos a Cristo Jesús, tenemos parte con El en su muerte al ser bautizados? Así pues, por medio del bautismo fuimos enterrados junto con Cristo y estuvimos muertos, para ser resucitados y vivir una vida nueva» (Rom. 6, 3-5).

«Todos ustedes que fueron bautizados para unirse a Cristo, se encuentran cubiertos por El como por un vestido... y al estar unidos a Cristo Jesús, todos ustedes son uno solo» (Gal. 3, 27-28).

Eso quiere decir que por el bautismo somos injertados en el misterio pascual de Jesucristo: Morimos con él, somos sepultados con él y resucitamos a una nueva vida con él.

c) El bautismo cristiano es un nuevo nacimiento en el Espíritu Santo.

Dijo Jesús: «El que no nace del agua y del Espíritu Santo no puede entrar en el Reino de Dios» (Jn. 3, 5). Escribe el apóstol Pablo a su amigo Tito: «Cristo nos salvó por medio del Bautismo que significa que hemos nacido de nuevo, y por me-dio del Espíritu Santo que nos ha dado nueva vida. Por medio de nuestro Salvador Jesucristo, Dios nos ha dado el Espíritu Santo en abundancia» (Tit. 3, 5-6).

d) El Bautismo nos hace miembros del Cuerpo de Cristo, que es su Iglesia:

«Cristo es como un cuerpo que tiene muchos miembros y todos los miembros forman un solo cuerpo. Pues todos nosotros, seamos judíos o griegos, esclavos o libres, al ser bautizados hemos venido a formar un solo cuerpo por medio de un solo Espíritu» (1 Cor. 12, 12-13).

«Así somos uno en Cristo por el bautismo, un sólo pueblo de Dios formado por todas las razas y todas las naciones sin excepción».

Pertenecer a la Iglesia de Cristo no es una simple afiliación, como hacerse socio de un club. Los bautizados forman parte de una sola familia, son hermanos entre sí. «Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como Dios les ha llamado a una sola esperanza. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos» (Ef. 4, 4-6).

3) ¿Qué se exige para recibir el bautismo?

Se exige primeramente la fe.

El bautismo es, antes que nada, el sacramento de la fe, por el cual el hombre acepta el Evangelio de Cristo. La fe está en el centro del Bautismo. En el libro de los Hechos de los Apóstoles leemos que, cuando un hombre de Etiopía quiso bautizarse, el diácono Felipe le dijo: «Si crees de corazón es posible». Respondió el etíope: «Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios» (Hch. 8, 37).

De esta forma la conversión, la aceptación de Cristo y su Evangelio por la fe es la primera condición para ser bautizado.

También exige luchar contra el mal: el bautismo no es para los cobardes, es para los que están dispuestos a luchar contra «los principados y potestades de las tinieblas» (Col. 2, 15).

San Pedro expresa esta lucha del cristiano en la imagen del león rugiente que espera el momento propicio para devorarnos (1 Ped. 5, 8-11).

También San Pablo exhorta a los creyentes: «Revístanse de la armadura de Dios para que puedan resistir las tentaciones del diablo, porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los principados y potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra las fuerzas sobrenaturales del mal» (Ef. 6, 10-12).

4. Se exige ser testigo de Cristo:

«Los bautizados en Cristo reciben este poder del Espíritu Santo y saldrán para ser testigos de Cristo en las partes más lejanas del mundo» (Hch. 1, 5-8). Serán testigos de la «vida recta, de devoción a Dios, de fe, de amor, paciencia y humildad de corazón. Pelea la buena lucha de la fe, echa mano de la vida eterna, pues para esto te llamó Dios y has hecho tu buena declaración de fe delante de muchos testigos.» (1 Tim. 6, 11-12).

«Dios no nos ha dado un Espíritu de miedo, sino un Espíritu de poder, de amor y de buen juicio. No tengas vergüenza, pues, de dar testimonio a favor de Nuestro Señor... Acepta de tu parte los sufrimientos que vienen por causa del mensaje de salvación, conforme a las fuerzas que Dios da. Dios nos salvó y nos llamó a llevar una vida consagrada a El.» (2 Tim. 1, 7-9).

Queridos hermanos, nos damos cuenta de que el bautismo cristiano es algo grande; es, sin duda, el regalo más grande y hermoso que podemos recibir. Pero al mismo tiempo ser bautizado exige de nosotros mucha seriedad.

Algunos dicen también que por qué no esperar a bautizar hasta que uno sea grande y decida si quiere o no ser bautizado. Este tema lo veremos más adelante, pero desde ya les digo que el bautismo es un regalo de Dios. Y entonces ¿para qué esperar a aceptar este regalo? ¿Para que dejar que en la vida de un ser humano reinen por unos años las tinieblas pudiendo reinar la luz? Y hay otra razón: los papás para hacerte el regalo de la vida no te consultaron, porque la vida es un bien, es un regalo... de la misma manera, tus papás para hacerte el regalo de la vida divina no tienen para qué esperar a consultarte. Basta que ellos tengan fe y quieran para sus hijos este hermoso don.

Es posible que nunca hayamos tomado en serio esta realidad o que hayamos sido bautizados cuando niños y nunca hayamos recapacitado sobre lo que esto significa. Ojalá que ahora, tomemos en cuenta esta vida divina que nos da el bautismo y seamos capaces de renovar y vivir día tras día nuestra vida cristiana como bautiza-dos.

Dice el CATECISMO:

¿Qué es el Bautismo?

-Es un sacramento instituido por Nuestro Señor Jesucristo a través del cual nos convertimos en hijos adoptivos de Dios, miembros de la Iglesia y herederos del cielo.

¿Cómo podemos saber que el bautismo es necesario para la salvación?

-En Juan 3,5 se dice: «El que no renace del agua y del Espíritu Santo no entrará en el reino de los cielos».

¿Por qué los protestantes están contra el bautismo de los niños?

-Porque ellos dicen que los niños no pueden arrepentirse de sus pecados y también que los niños no pueden recibir la fe bautismal.

¿Por qué, según los protestantes, los niños no tienen derecho a ser bautizados?

-Según los protestantes los niños, para bautizarse, deberían arrepentirse de sus pecados. Pero nosotros sabemos que los niños no tienen ningún pecado personal por eso decimos que no necesitan arrepentirse para ser bautizados. El estar arrepentidos solamente es necesario para los adultos que han cometido pecados.

¿Qué enseña Jesús sobre el Bautismo de los niños?

-Jesús dice: «Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo». Ahora bien, ¿quién forma los pueblos y las naciones? ¿Acaso no son los niños con los adultos los que conforman los pueblos y las naciones? La Iglesia bautiza a los niños en virtud de la fe y el compromiso de sus padres y padrinos.

¿Va contra la Biblia el bautizar a los niños?

-De ninguna manera, pues vemos en los Hechos de los Apóstoles: 16, 32-33 como familias enteras fueron bautizadas. No podemos imaginar que los Apóstoles negaran el bautismo a los niños que formaban parte de las familias convertidas.

¿Qué dice la Tradición sobre el bautismo de los niños?

-San Ireneo en el año 205 dice: «Jesús vino a salvarnos a todos». ¿Será que los niños no son parte de este todo? También San Agustín, en el año 481 dice en relación al Bautismo de los niños que «la Iglesia siempre conservó la costumbre y la tradición de bautizar los niños y que así lo hará hasta el fin».






Queridos hermanos:

La mayoría de las familias católicas piden el bautismo cuando recién les ha nacido el hijo. Y cuando uno pregunta: «¿por qué bautizan a los niños?», nos dan varias razones. Desgraciadamente no siempre son las mejores razones, por ejemplo: «porque siempre se ha hecho así»... «para que la guagua no sea mora»... «para que la guagua se mejore»...«para hacer una fiesta...»

Las familias realmente cristianas piden el bautismo porque los padres viven con alegría su fe, como el mejor regalo de Dios, y desean lo mismo para sus hijos.

Queridos hermanos: en mi carta anterior les he explicado que el bautismo cristiano, por el poder del Espíritu Santo, nos hace nacer como hijos de Dios, nos convierte en cristianos y nos integra como miembros vivos de la Iglesia.

Meditando bien la Biblia nos damos cuenta de que debemos considerar el bautismo de adultos como la práctica más frecuente en la Iglesia primitiva, pero, actualmente, vemos que la mayoría de los padres católicos desea el bautismo para sus hijos cuando son pequeños, y no quieren privar al niño de este gran don de Dios. ¿Hay razones en favor del bautismo de niños? ¿Qué nos enseña la Biblia?

1. El bautismo de niños es una práctica muy antigua en la Iglesia.

El bautizar niños era una costumbre ya por el año 200 y se piensa que desde los primerísimos tiempos de la Iglesia ha existido esta práctica.

En la Biblia no encontramos textos en contra del bautismo de los niños. Sin embargo, hay indicaciones en las cuales está implícita la práctica de bautizarlos.

En la carta a los Corintios el Apóstol Pablo dice: «También bauticé a la familia de Estéfanas» (1 Cor. 1, 16), y se supone que en una familia hay niños.

En los Hechos de los Apóstoles, Pablo nos narra cómo él bautizó en la ciudad de Filipos a una señora, llamada Lidia, «con toda su familia» (Hech. 16, 15).

Y refiriéndose al carcelero de Filipos, también dice: «Recibió el bautismo él y todos los suyos» (Hech. 16, 33).

Esta práctica de bautizar los niños ha existido desde los comienzos en la Iglesia, y el mismo Lutero, fundador del protestantismo e inspirador de las iglesias evangélicas, admitió el bautismo de niños porque ellos son bautizados en la fe de la Iglesia.

2. ¿Qué razones hay en favor del bautismo de los niños?

Existe un buen número de razones para ello: Los niños también son acogidos por el amor de Dios, los niños pequeños pueden ser incorporados al misterio de Cristo y ser acogidos en la fe de la Iglesia. Por supuesto que los padres cristianos deben aceptar el compromiso de educar a sus hijos cristianamente, y en esta tarea han de colaborar los padrinos y la comunidad cristiana.

Analicemos estas y otras razones en favor del bautismo de los niños.

3. El actuar de Dios es anterior a nuestro actuar y a nuestra fe.

No debemos pensar que Dios comienza a amarnos una vez que hemos manifestado conscientemente nuestro amor y nuestra fe en El. El amor de Dios es anterior a nuestra iniciativa de amar: «Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes de que nacieses te había consagrado» (Jer. 1, 4-5); (Is. 49, 1). «En esto está el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó primero» (1Jn 4, 19).

Ahora bien, cuando la Iglesia bautiza a los niños chicos, expresa con ello la convicción de que ser cristiano significa ante todo un don gratuito de Dios. Dios nos ama antes de que nosotros hagamos cualquier cosa por El. Entendiendo así las cosas, el bautizar a los niños es auténticamente bíblico y manifiesta la gratuidad del amor de Dios que rodea toda nuestra vida. Pensar que Dios se comunica solamente por medio de una fe consciente sería limitar el poder de Dios.

4. La fe de la comunidad es la única condición para el bautismo del niño

El bautismo es antes que nada el sacramento de la fe. Ahora bien, algunos dirán que el niño todavía no puede proclamar conscientemente esta fe en Cristo. Entonces, ¿no sería mejor esperar hasta que el niño llegue a ser adulto y proclame por sí solo su fe cristiana?

No olvidemos que el bautismo no es un puro signo de fe; el bautismo también es «causa de fe» y produce como efecto en el bautizado «la iluminación interior». Sin duda, la gracia recibida en el bautismo, el poder del Espíritu Santo con sus dones y la fe que irradia una familia cristiana ayudarán a que el niño, poco a poco, responda con una fe libre y personal.

La Iglesia, y muy concretamente los padres y los padrinos, puede tomar el lugar del niño; el niño que es bautizado no cree todavía por sí mismo, sino por medio de otros, por la fe de la Iglesia o de la comunidad cristiana. Por eso se suele decir que «los niños son bautizados en la fe de los padres y en la fe de la comunidad cristiana». Por supuesto que la Iglesia siempre pide el compromiso a los padres y padrinos para que lo eduquen cristianamente.

Entendido así, el bautismo de niños es un «privilegio» que la Iglesia siempre ha concedido a las familias cristianas en atención a la fe de los padres y padrinos.

5. Es malo dejar al niño sin rumbo y sin religión

Algunos dicen que no es justo imponer a los niños la religión: «El niño no puede razonar y debe esperar hasta que sea adulto para optar libremente por el bautismo...»

Es verdad que un niño recién nacido no puede razonar. Pero es una ilusión esperar hasta que el niño pueda razonar para elegir libremente una religión.

Sería un error muy grave que los padres dejasen al niño sin religión, sería lo mismo que dejarlo sin rumbo en la vida. Esto no significa «imponer» una religión. Cada niño nace y crece en el ambiente que le es dado nacer. Crece en una familia que le comunica los grandes valores de la vida sin que el niño lo pida. Esperar hasta que el niño como adulto elija por sí mismo los valores de la vida, sería dejarlo crecer sin rumbo. Hay tantas cosas que la vida da a los niños sin que ellos lo hayan pedido. Ellos no pueden elegir a los padres, no pueden elegir el ambiente, ni su lengua, ni sus cultura. Pero esto no es una limitación sino algo muy natural. La realidad de no imponer nada al niño simplemente no existe. En una vida normal son primeramente los padres los que tienen que tomar por sus hijos las opciones indispensables para toda la vida.

Los buenos padres de familia siempre desean comunicar a sus hijos los grandes valores de la vida. Ahora bien, la fe cristiana de una familia es, sin duda, un don divino y lo más normal es que los padres deseen comunicar este don a sus hijos. ¿Por qué, entonces, privar a los niños de este bien? Un niño sin ninguna educación en la fe de sus padres, parte sin rumbo durante los primeros años de su vida y difícilmente encontrará el camino para crecer en la verdadera libertad hacia una decisión personal.

6. Y ¿cuándo empieza la fe en nuestra vida?

Imposible contestar a esta pregunta, como tampoco se puede contestar a la pregunta de cuándo empezamos a amar.

La fe es como el amor. Tiene que ser suscitada. Y crece, sin que se advierta, desde el primer contacto de los padres con el niño. No sabemos cuándo el niño empieza a amar. Sería absurdo. Lo mismo pasa con la fe. No se debe esperar hasta el día en que el niño empiece a manifestar alguna inquietud al respecto. Así como no se puede poner fecha al comienzo del amor, tampoco se puede poner fecha al comienzo de la fe, como tampoco los padres pueden esperar a darle comida al niño hasta que el niño decida lo que va a comer.

Lo mismo pasa con el idioma y con el nombre que nuestros padres nos dan. Son cosas anteriores a la libre elección... La comida, el nombre, el idioma y la vida son un bien. Y los padres para entregar este bien no esperan la aprobación de su hijo, sino que se lo dan en forma anticipada. De igual manera la fe y el Bautismo son un bien y por ello los padres deciden y dan este bien a sus hijos antes que ellos tengan uso de razón.

Decíamos que para llegar a la existencia los papás no preguntaron al niño si quería vivir o no, porque se supone que la existencia es un bien, es un regalo... de igual manera la vida divina es un bien y un regalo, y los papás se lo conceden al niño porque ellos desean lo mejor para sus hijos.

7. Consideración final

El niño pequeño forma parte de una familia, de una comunidad y nunca es demasiado chico para inculcarle la Fe. ¿No es verdad que Jesús abrazaba a los niños y los bendecía? Jesús no esperaba que los niños estuvieran conscientes y pidieran este amor. «Dejen que los niños vengan a mí, no se lo impidan» (Mc. 10, 13-14). La Iglesia Católica sigue bautizando a los niños pequeños porque está convencida de que los pequeños pertenecen a Dios. Además el niño vive dependiendo de los adultos que le rodean.

La fe del niño tendrá futuro si existe el compromiso de los padres de transmitir la fe a sus hijos. Sin este compromiso la Iglesia prefiere postergar el bautismo hasta que se den las condiciones necesarias. Pero con toda seguridad podemos decir que cuando los padres creyentes piden el bautismo, piden algo bueno y razonable y este sacramento seguirá siendo el camino más adecuado para una futura vida cristiana.

Dice el CATECISMO:

¿Qué significa la palabra Iglesia?

-La palabra Iglesia significa la reunión de los fieles bautizados que creen en Jesu-cristo y que están unidos al Papa.

¿Qué significaba la palabra Iglesia en los primeros siglos del cristianismo?

-Significaba las reuniones de los fieles para celebrar la Fracción del Pan, es decir, lo que hoy llamamos Santa Misa o Eucaristía.

¿Qué pasó en el siglo IV?

-Es este tiempo se empezó a llamar iglesia al templo donde se celebraba la Santa Eucaristía.

¿Cuáles son los nombres de Iglesia que se encuentran en el Nuevo Testamento?

El Nuevo Testamento llama a la Iglesia:

1) Pueblo de Dios (Hechos 3, 25-26).

2) Reino de Dios (Hechos 20, 25).

3) Jerusalén del cielo (Gálatas 4, 26).

4) Esposa de Cristo (Juan 3, 29).

5) Casa de Dios (1 Timoteo 3, 5).

6) Cuerpo de Cristo (Efesios 4, 12).

¿Quiénes forman parte de la Iglesia?

-Todos aquellos que son bautizados y que son transformados de paganos y gentiles en hijos adoptivos de Dios forman la Iglesia.

¿Cuál es el primer elemento de la Iglesia llamado el cuerpo de la Iglesia?

-El primer elemento visible de la Iglesia está formado por las personas bautizadas que profesan la misma fe, reciben los mismos sacramentos y obedecen al Papa.

¿Cuál es el segundo elemento visible de la Iglesia llamado el alma de la Iglesia?

-El alma de la Iglesia está formada por todas las personas que viven en gracia de Dios y en íntima relación de amistad con Dios.

¿Cuál es la verdadera Iglesia de Jesús?

La verdadera Iglesia de Jesús es aquella que contiene todos los elementos que Jesús dejó para su Iglesia. Y ésta es la Iglesia Católica fundada por Jesucristo sobre Pedro. Es la única que conserva todos los elementos que Jesús dejó a su Iglesia

1 comentario:

  1. Gracias por ésta explicación, con ella tendré armas para exponer porque fui bautizada y considero que los niños deben ser bautizados (y no esperar supuestamente a que sean ellos adultos y elijan "libremente").
    Bendiciones.

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